En la visita de esta semana conoceremos uno de los museos más desconocidos fuera de nuestra provincia, pero que alberga una de las secciones arqueológicas de la cultura íbera más importantes de España.
Obra de Antonio Flórez, el edificio es de tipo regionalista realizado en sillería de piedra. La fachada principal incorpora la antigua portada del desaparecido Pósito de Labradores, obra de Francisco del Castillo el Viejo (1548). En el interior subsiste asimismo la portada renacentista de la Iglesia de San Miguel, atribuida a Andrés de Vandelvira.
El edificio cuenta con dos secciones permanentes, la de Arqueología y la de Bellas Artes. La sección de Arqueología consta de siete salas y dos entreplantas. Se puede hacer un recorrido por la historia de la provincia desde la época prehistórica hasta la era hispanomusulmana. La sección de Bellas Artes consta de nueve salas: las dos primeras acogen obras del siglo XIII a XVIII, mientras que las restantes están dedicadas a los siglos XIX y XX. Las obras son de diversos estilos pictóricos, prestando especial atención a autores de la provincia de Jaén.
Las instalaciones del Museo cuentan con dos edificios anexos, realizados por Luis Berges Roldán a partir de 1965. Uno es el edificio administrativo y el otro ubica una exposición correspondiente al conjunto escultórico de Cerrillo Blanco, en el que se incluye la célebre imagen del toro de porcuna, la cabeza del lobo, el guerrero de doble armadura y el héroe del Pajarillo de Huelma; la urna de Villargordo; la rueda de los carros encontrados en los enterramientos de Toya; una reproducción en forma de maqueta de la cámara sepulcral del mismo lugar; exvotos de Castellar o Santa Elena y, finalmente, piezas de los tesoros de plata de Santisteban y Chiclana. Otra pieza de incuestionable interés sería el sarcófago paleocristiano de Martos.
